Hoy se ha celebrado la manifestación en contra de la reforma laboral. Las impresiones han sido muy variopintas. Según he podido leer en alguna prensa digital en Madrid han acudido unas 500.000 personas y unos 50.000 efectivos policiales. Es un dato que me ha llamado bastante la atención, pues se ve el plumero a kilometros de distancia.
Mucha gente acudió al acto con la esperanza, la rabia y las ganas de que ocurriese algo, pero no ha pasado nada. Todos a casa.
No se muy bien cuando será el momento adecuado en el que la gente se deje de tanta indignación y se digne a salir a la calle de verdad, a defender lo que es suyo y poder luchar un futuro mejor que poco a poco se ha ido sumergiendo en el océano de la precariedad y el conformismo social que nos ha llevado a decir siempre que si, y nunca que no.
No se cual fue aquel momento en que decidimos apiñarnos en nuestras mesas de despacho con nuestros miseros 400 euros y decir..."pues no estoy tan mal."
Esa en ningún caso, señores, es la solución nada, pues cuando más nos quitan, más nos conformamos y veo que todo da igual mientras tengas tus 400 euros, tu television plana y tenga algo que llevarte a la boca aunque sea el culo de tu jefe.
Es el momento de luchar por lo nuestro, pero de luchar en un modo activo y con acción directa. Una manifa esta muy bien, eso nadie lo discute, pero es hora de pasar a los actos gordos, a la lucha en la calle y dejar de estar sentados esperando a que los sindicatos, que hoy en día ya no hacen nada o quizás menos de lo que pueden, muevan ficha para prender la mecha. Como me dijeron hace poco los sindicatos no morderan la mano que les da comer, y ese es el principal error.
Por eso es hora de que el pueblo coja las riendas, salte al camino y sepa hacia donde tiene que ir. Que todos los miembros puedan tirar del carro en el mismo sentido y que no cada uno barra para su casa.
La lucha, es el camino.
El conformismo, nuestro fracaso.
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