Sueñan los hombres más fuertes,
los más bajos y los que buscan la muerte.
Sueñan los hombres más flojos
los ciegos, tuertos y sin ojos.
Sonríen las mujeres a los niños de la plaza,
mientras el indio permanece congelado,
el policía hace el cacheo rutinario.
Lo que nunca se olvida es aquella mirada.
Los ojos que taladran,
los vecinos que te asaltan,
el olor a pan que me alimenta en la mañana,
los besos que cuando no están, me matan.
Ya no se reparte el pan con las manos sucias,
se niegan los besos y se anulan las nupcias.
las estrellas fugaces ya no conceden deseos
sera mejor exiliarse o acabaremos presos.
O acabaremos presos...
O acabaremos presos...
O ya no seremos...
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