“La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar.” Eduardo Galeano. Estas 10 personas están caminando. Algunos seguramente no tendrán muy claro adónde, pero entretanto, caminan, hacen camino. Y en ese camino inspiran a otros, ayudan a otros, ejercen su derecho a la solidaridad con otros. A ninguno de ellos les gusta que les llamen héroes. Han elegido una forma de comprometerse, y son felices así. Estas 10 personas no han sido las protagonistas del 2011.
1. Eduardo Berzosa. A sus 92 años, Eduardo es un símbolo del Banco de Alimentos de Madrid. Allí acude cada día de los últimos 17 años y demuestra, mejor que nadie, que la juventud puede llegar a ser un estado mental y que las ganas y las fuerzas para ayudar a los demás no tienen límites.
2. Alexia Vieira. Alexia es un ejemplo de que un joven con 24 años en España tiene más alternativas de las que la opinión dominante intenta imponer. Ella eligió viajar a 8.000 kilómetros de su casa, a una aldea de Mozambique para levantar un proyecto de ayuda a la infancia. En 2007 creó la Fundación Khanimambo (Khanimambo significa “Gracias” en Shangana, uno de los dialectos de Mozambique) y hoy sus proyectos garantizan la salud y la educación de decenas de niños.
3. José Carlos Rodríguez Soto. Este ex-misionero comboniano ha pasado media vida en el norte de Uganda, protegiendo a los niños del ataque de las guerrillas paramilitares. Hace tres años dejó el sacerdocio, se casó, tuvo dos hijos y trasladó su compromiso con el continente y con sus jóvenes a la ONG Red Deporte y Cooperación.
José Carlos ha visto y vivido episodios que solo estamos acostumbrados a ver en las películas. “Cuando empezaba a ponerse el sol, hacia las 18:30 de la tarde, todo el mundo tenía tensión “¿Qué va a pasar esta noche? A mí me daba dolor de hombros todos los días pensando en que puede haber un ataque, disparos, explosiones, pueden entrar en casa… He vuelto a España y durante muchos meses, cuando llegaba el atardecer, seguía con el dolor de hombros”.
4. Inés Grau. Las hazañas deportivas, las historias de superación, los cuentos en los que David vence a Goliat siempre nos causan admiración. Cuando uno tiene esclerosis múltiple, lo normal es que Goliat se vea todavía más gigante, no para Inés Grau.
Esta barcelonesa de 24 años coronó el pasado mes de julio el Kilimanjaro, una de las cimas míticas del alpinismo. Lo hizo junto con un grupo de enfermos de Parkinson y de esclerosis múltiple porque querían lanzar al mundo un mensaje: las enfermedades neurodegenerativas no representan el final de una vida “normal”. Mensaje recibido.
5. Teixidors. La historia de la empresa textil Teixidors y de sus fundadores, Juan Ruiz y Marta Ribás, no tiene tintes épicos, no aparece en los catálogos oficiales de leyendas solidarias, pero déjame darte un dato: 34 de los 43 trabajadores presenta discapacidad intelectual.
Juan y Marta creyeron en el año 83 que era posible crear una empresa rentable, que trabajará con productos artesanales de calidad y que mejorará la vida de las personas que trabajan en ella y las de su entorno más cercano. “Trabajar por una economía social y que ese trabajo tuviese un componente de mejora individual de las actitudes”. Todo un ejemplo en estos tiempos.
6. Juan Carlos Arnanz. Juan Carlos es, en el mejor de los sentidos, un hombre-orquesta. Él es Voces para la Paz, una ONG que organiza conciertos solidarios. Esto no suena muy distinto de lo que hacen otras organizaciones, pero al profundizar un poco descubres el trabajo titánico que hay detrás de cada uno de sus recitales.
Juan Carlos es capaz de reunir e implicar a los mejores músicos y coros de las mejores orquestas del país, algo bastante insólito en un sector bastante competitivo y celoso. En cada concierto consigue miles de euros que luego destina a ONG de prestigio. En junio, más de 400 artistas ofrecieron un espectáculo único a 2.000 personas. Con estas palabras cerró Juan Carlos el evento “Les habéis aplaudido como músicos, pero eso lo tienen todos los días. Por favor, aplaudidles como buenas personas”.
7. Pablo de la Nuez. Pablo ha descubierto que en la era de las redes sociales, de Facebook, de Twitter, de las aplicaciones móviles, el mejor canal para movilizar la solidaridad de las personas es, sorpresa!!, el correo electrónico.
En 2008, Pablo reenvío el mail de un amigo pidiendo ayuda. Aquel reenvío fue la semilla de una cadena que hoy, una o dos veces a la semana, Pablo alimenta con ofertas y demandas de empleo, solicitudes de colaboración de ONG, descuentos… Él lo envía a unas 350 personas, esas 350 a otras tantas… así hasta el infinito. Y funciona, cada semana le llegan unos 350 correos que debe ordenar, clasificar, resumir. Entre esos 350, siempre hay alguno de agradecimiento: un empleo conseguido, una necesidad cubierta… Es la cadena de favores.
8. Paco Moreno. Se puede poseer todo, o casi todo lo que uno desea y no ser del todo feliz. Paco era un brillante abogado, un joven con un buen trabajo, una vivienda en propiedad, coche, estatus… pero descubrió que el dinero no lo era todo, y buscando el sentido de la vida aterrizó un verano en Etiopía, y se quedó para sacar adelante los proyectos de la ONG Amigos de Silva.
9. Guzmán, José Carnero y los pelones. Todo empezó como una forma de hacer terapia, de buscar una lectura positiva a la leucemia contra la que estaba luchando su hijo Guzmán, de tres años. Ahora, el blog Uno entre cien mil de José Carnero es también un faro en mitad de la noche para muchos navegantes perdidos del cáncer. Pero no sólo él, él y también la comunidad de pelones, Mari Carmen Álvarez, Ainara Trigueros, Elías (Hoy nos toca reír),… personas que se están enfrentando a la enfermedad más temida aplicando blogoterapia de choque.
10. El macarrón solidario. Paula y Manuel han creado una “I.S.I”, una iniciativa solidaria individual como ellos la han bautizado, que engancha a cualquiera que la quiera conocer un poco.
Un día decidieron que no debía ser tan complicado preparar algo de comida y bajar a la calle a compartirla con las personas sin hogar. Empezaron hace tres años, con un grupo de apenas seis; hoy, cada domingo, salen por Valencia con raciones de macarrones, preparados junto con sus fieles”macarronianos” (voluntarios) y arropados por el cariño que se han ganado gracias a su blog.
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