Recuerdo el fluir de las personas.
El " no te espero" de las manecillas.
Olor a gasóleo por la mañana,
a perfume caro y a tabaco por las tardes.
Recuerdo sus ojos,
sus palabras,
el jugueteo de su lengua en mi boca.
La sonrisa de las mañanas,
los besos de por las tardes,
las palabras secretas
y las miradas complices.
Recuerdo verme en esa estación
con el corazón en la maleta
los sueños muriendo en el café de las 8
y el tiempo, no se paró a esperarme.
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