Destrozamos los segundos con el mazo de la intolerancia.
Nuestras gargantas están llenas de rabia.
¿Y qué coño nos importa tu vida de fracasado?
Levantamos la voz más que nunca, como si nos fuese la vida en ello, para ello.
Agitamos a los agitadores.
Las pintadas de nuestro inconformismo están presentes en tus paredes, en tus baños, en tus periódicos, en tus cartas, en tus facturas, en los cereales con forma de letra que te envian frases sin sentido desde las profundidades del tazón donde tu alma se ahoga.
Estamos orgullosos de lo que somos, orgullosos de nuestro inconformismo.
No juntamos los sueños rotos, ni rompemos las ideas congeladas.
Los sueños rotos, están rotos, porque los sueños pequeños se cumplen con mas facilidad.
Nuestras bocas no seran silenciadas.
Arrasaremos este puto mundo corrupto.
Yo soy la resistencia.
Mi vecino del 3º que curra 10 horas al día, es la resistencia.
Esa joven inmigrante que limpia casas a diestro y siniestro, es la resistencia.
El joven guineano del top-manta, es la resistencia.
Vuestra mierda de globalización, es nuestra pesadilla.
Los que viven en el monte, son la resistencia.
Un domingo por la mañana, es la resistencia.
El niño que aprende a escribir, es la resistencia.

No nos hacen falta armas para vencer vuestro imperio, tenemos nuestros sueños, nuestra rabia y nuestra fuerza para seguir adelante por los caminos más estrechos, los más empinados, los más escarpados.
No importan los muros.
No importan vuestras ventanas cerradas.
No importan vuestras llaves partidas.
No importan vuestras cárceles.
No importan vuestras trampas, ni vuestras mentiras.

Hoy somos fuertes.
Hoy nuestra utopía, es nuestra realidad.