miércoles, 9 de junio de 2010


Ese día fue diferente.
Llegó a casa, se desnudó, tomó una copa de su whiskey favorito y se metió en el baño.
Se tumbó en la bañera, dejo que el nivel del agua subiese hasta tapar la punta de su nariz,
y entendió porque los osos le odiaban.

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