Es cuando llega medianoche que me recurre la ansiedad y el miedo
como un manto negro que tapa la vida, durante horas encuentro la
muerte y fraternizo con ella.
Es cuando llega medianoche que se apagan las luces de las ciudades,
se pudren las manzanas, resurgen los instintos y seres cavernales
aterrorizan mi sueño.
No llores más por favor, que todo al final se irá...
Es cuando llega medianoche que mis entrañas evaden el tiempo de
un pasado innecesario de un presente de ausencias y de la ausencia
de un futuro, un futuro tan innecesario como ausente.
Cuando llega medianoche no existen las ideas, los solitarios abrazan
la almohada y los que triunfan se sienten solos ante un futuro
innecesario y ausente que el dinero no puede comprar
No mires más el reloj, ella ya no volverá...
Dos cuerpos que juegan a ser hiedra en una casa ardiendo en llamas,
en un colchon de fuego en mitad del fuego. Por las playas de los años yacen gaviotas muertas reposando sobre el agua.
Los colegios duermen, los maestros lloran y los comerciantes se impacientan por un nuevo día en que quizá los números derroten las letras y las emociones que éstas sí se pueden comprar.
Ya no sé donde huir, me da miedo la ciudad....
Pastores de la esperanza ahuyentados por un lobo llamado tristeza
que devora el ganado y devora el perdido, pero luego se sienta en
su alcoba, para caperucita no le queda apetito.
A los que emigran en barcos pilotados por marmotas, encerrados en
camarotes dónde ya no queda nada, y que sueñan pisar tierras donde
no cuenten las horas quienes perdieron los relojes por las calles de Granada.
No llores más, por favor, que todo al final se irá...
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