martes, 16 de febrero de 2010

Así es como amanece otro día, lloviendo. Tal vez sea porque estoy recien levantado mirandonme al espejo de pies a cabeza y resalte especialmente los golpe de la vida, o puede que la lluvia no me siente bien ya que hace que todo vaya más lento, más enfadado y más deshecho. Son esos dias en los que la lluvia nos hace convertirnos en unos monstruos inmundos capaces de asaltar un castillo de cartón por tener un refugio.
Todo esta más triste. Esas caras tan solo reflejan la agonía de un día más de trabajo. El chico de la guitarra hoy no ocupa su equina, una vida sin banda sonora no es una vida. El cigarro de la mañana lo disfrutaré en soledad y escuchando las gotas impactar en mi capucha.
Los operarios de limpieza hoy son despedidos, la lluvia hace su trabajo. El agua arrastra los deseos por nuestras cabezas y los lleva a las mas profundas alcantarillas, limpia las almas y refresca nuestras ilusiones. Donde todo es gris, lo destapa y enseña el verdadero fondo del asunto, el karma, el corazón...la vida...Cuando digo esto, crees que estoy loco, pero fue la lluvia la que hizo cercer la selva, no los tractores.

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