Y al acabar la guerra decidieron que nunca hablarían a nadie de lo que sus cañones habían visto, de las palabras de desperación de aquella madre que asfixió a su hijo contra su pecho para no ser descubierta.
Nunca hablaría de como sus rostros de mancharon de sangre....de otro....ni de lágrimas....las suyas.
Jamás hablaron de lo que ocurrió en aquella arboleda, aunque sus sueños, no dudaron en recordarselo en vida.
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