En el libro donde recogían las actas hace 8 años quedó anotado algo que dijo Doña Blanca:
“Propongo que disminuyamos el número de asambleas porque mi marido me golpea cada vez que vengo al Centro comunitario, y a otras compañeras les pasa lo mismo”.
Sigo mirando el libro de actas, las reuniones se siguieron haciendo con la misma periodicidad, y el nombre de Doña Blanca aparece en todas ellas como participante activa. Las actas están plagadas de propuestas de construcción colectiva, de cortes de ruta para conseguir alimentos para el comedor popular, de marchas en las que se juntaban en el barrio a las 6 de la mañana para ir caminando hacia el centro de la ciudad hasta la casa de gobierno, de enfrentamientos con la policía… reflejo de una lucha incansable que todavía continúa y de la que
ella participó hasta el año 2005.
Ahora hay una foto suya colgada en una de las paredes del Centro comunitario, y al lado una frase que dice ¡Piquetera carajo!
Relatos de cosas que aun noestán en venta.
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